Santiago dejó su trabajo por un particular pedido de su hijo. Hoy, con un gran CV bajo el brazo, emprendió Yurmax y se ganó la confianza de todo Plottier.
Santiago Frías es hijo de la primera partera de Plottier y de un militar de la vieja escuela. Desde chico, por el 2003, cuando terminó el colegio técnico, dio sus primeros pasos a lo que ya venía descubriendo de pequeño: la electricidad. Casi veinte años después, tras un pedido de su familia, cuenta cómo fue dejar su lugar en YPF para aprender a ser padre.
Desde su infancia, cuando los demás niños jugaban con autitos y aviones de juguete, él ya disfrutaba de armarles un motor o mejorarles las turbinas. Claro, por ese entonces, los aprendizajes los sacaba de su padre, que armaba y desarmaba cosas. Ya con el tiempo y los estudios incorporados, su hobby se fue perfilando para el camino de los oficios.
No tardó tiempo en demostrar a sus profesores que tenía cierta facilidad para desarrollar las tareas del colegio técnico. Esas habilidades le permitieron, a partir del tercer año, con 16, empezar a realizar trabajos de electricidad en su casa y en casas de conocidos. "Hacía los cableados de las casas, instalación de luces a los amigos de mi papá y de a poco a la gente que se fue enterando", contó Santiago, y admitió: "Ahí me di cuenta de que me gustaba realmente lo que hacía y de que me quería dedicar a la electricidad".
Su buen desempeño y algo de experiencia en la labor, además de las recomendaciones de amigos de sus padres, le permitió entrar en la parte eléctrica civil de YPF: "Empecé cavando zanjas y tirando cables".
Sin embargo, todo cambió un día que ningún técnico de la empresa pudo resolver un problema con un tablero: "Lo pude arreglar y ahí me empezaron a dar un poco más de bola entre el montón de trabajadores y empecé a ir a los talleres, a manejar tableros en el campo".
Con el tiempo, fue determinando cuál era la faceta a la que se quería dedicar. Su conocimiento en la parte eléctrica lo hizo elegir por la generación de energía. "Me mandaron a hacer pozos por todos lado", cuenta. "Durante los 15 años que estuve en YPF me profesionalicé, adquirí todos los conocimientos que pude en la parte eléctrica". De hecho, fue jefe eléctrico de la primera planta de generación que hay en Añelo, que alimentó todos los pozos petroleros: "Mi función era instalarlos, lograr la salida del transformador al generador y de ahí a la línea. Además de acomodar las medidas de seguridad para que nada se queme".
Santiago Frías es hijo de la primera partera de Plottier y de un militar de la vieja escuela. Desde chico, por el 2003, cuando terminó el colegio técnico, dio sus primeros pasos a lo que ya venía descubriendo de pequeño: la electricidad. Casi veinte años después, tras un pedido de su familia, cuenta cómo fue dejar su lugar en YPF para aprender a ser padre.
Desde su infancia, cuando los demás niños jugaban con autitos y aviones de juguete, él ya disfrutaba de armarles un motor o mejorarles las turbinas. Claro, por ese entonces, los aprendizajes los sacaba de su padre, que armaba y desarmaba cosas. Ya con el tiempo y los estudios incorporados, su hobby se fue perfilando para el camino de los oficios.
No tardó tiempo en demostrar a sus profesores que tenía cierta facilidad para desarrollar las tareas del colegio técnico. Esas habilidades le permitieron, a partir del tercer año, con 16, empezar a realizar trabajos de electricidad en su casa y en casas de conocidos. "Hacía los cableados de las casas, instalación de luces a los amigos de mi papá y de a poco a la gente que se fue enterando", contó Santiago, y admitió: "Ahí me di cuenta de que me gustaba realmente lo que hacía y de que me quería dedicar a la electricidad".
Su buen desempeño y algo de experiencia en la labor, además de las recomendaciones de amigos de sus padres, le permitió entrar en la parte eléctrica civil de YPF: "Empecé cavando zanjas y tirando cables".
Sin embargo, todo cambió un día que ningún técnico de la empresa pudo resolver un problema con un tablero: "Lo pude arreglar y ahí me empezaron a dar un poco más de bola entre el montón de trabajadores y empecé a ir a los talleres, a manejar tableros en el campo".
Con el tiempo, fue determinando cuál era la faceta a la que se quería dedicar. Su conocimiento en la parte eléctrica lo hizo elegir por la generación de energía. "Me mandaron a hacer pozos por todos lado", cuenta. "Durante los 15 años que estuve en YPF me profesionalicé, adquirí todos los conocimientos que pude en la parte eléctrica". De hecho, fue jefe eléctrico de la primera planta de generación que hay en Añelo, que alimentó todos los pozos petroleros: "Mi función era instalarlos, lograr la salida del transformador al generador y de ahí a la línea. Además de acomodar las medidas de seguridad para que nada se queme".
Santiago fue jefe eléctrico de la primera planta de generación que hay en Añelo, que alimentó todos los pozos petroleros.
Trabajar en el petróleo vs. la familia
Ahora, desde hace dos años, un pedido de su familia le cambió la ecuación y lo ayudó a bajar algunas revoluciones en su trabajo. "Yo vivía viajando, no estaba nunca en casa pensando que ganando plata les podía dar lo mejor, pero me di cuenta de que no es así", admitió Santiago, y aseguró: "Haber dejado la empresa fue la mejor decisión de mi vida".
Si bien la familia venía haciéndole saber su deseo desde hace un tiempo, le terminó “cayendo la ficha” una vez que intentó jugar a la Playstation con su hijo de 9 años: "Hacía unos cuatro meses le había comprado la ‘play’ y un día lo fui a buscar para jugar. Cuando la vi, estaba sin abrir, exactamente igual que cuando se la regalé", admitió. Para su sorpresa, el hombre preguntó a su hijo el porqué, y la respuesta le hizo cambiar su día a día para siempre: "Me dijo que no la usaba porque no tenía con quién jugar, que su hermanito no sabía ni caminar todavía y que yo no estaba nunca".
Por un segundo, Santiago pareció recordar todos esos momentos de estructuras familiares impuestas históricamente. Por ese instante, la decisión estuvo clara y admitió lo que no muchos padres son capaces de hacer: "Me perdí todo de mi hijo, no lo vi nacer, no lo vi caminar. No lo escuché hablar por primera vez, ni fui a los actos de la escuela. Yo ‘laburaba’ y ‘laburaba’ para que ellos tuvieran lo que querían, pero me di cuenta de que no iba por ahí", señaló.
Para su suerte, su esposa lo acompañó con la decisión y emprendieron el nuevo camino en sus vidas: "Puedo un día postergar mi trabajo para estar con mis hijos. Aprendí y al más chico lo vi nacer, lo vi caminar, me di cuenta de las cosas que me perdí" admitió: "Antes era un ente como la mayoría de los petroleros".
Ahora, creó el grupo Yurmax, un emprendimiento de servicios eléctricos, que es una palabra compuesta por los nombres de sus dos hijos. Tiene solo un empleado, que es su ayudante y su amigo: “La venimos peleando con muchas horas, para muchas empresas, pero el trabajo ha bajado bastante”.
Si bien la familia venía haciéndole saber su deseo desde hace un tiempo, le terminó “cayendo la ficha” una vez que intentó jugar a la Playstation con su hijo de 9 años: "Hacía unos cuatro meses le había comprado la ‘play’ y un día lo fui a buscar para jugar. Cuando la vi, estaba sin abrir, exactamente igual que cuando se la regalé", admitió. Para su sorpresa, el hombre preguntó a su hijo el porqué, y la respuesta le hizo cambiar su día a día para siempre: "Me dijo que no la usaba porque no tenía con quién jugar, que su hermanito no sabía ni caminar todavía y que yo no estaba nunca".
Por un segundo, Santiago pareció recordar todos esos momentos de estructuras familiares impuestas históricamente. Por ese instante, la decisión estuvo clara y admitió lo que no muchos padres son capaces de hacer: "Me perdí todo de mi hijo, no lo vi nacer, no lo vi caminar. No lo escuché hablar por primera vez, ni fui a los actos de la escuela. Yo ‘laburaba’ y ‘laburaba’ para que ellos tuvieran lo que querían, pero me di cuenta de que no iba por ahí", señaló.
Para su suerte, su esposa lo acompañó con la decisión y emprendieron el nuevo camino en sus vidas: "Puedo un día postergar mi trabajo para estar con mis hijos. Aprendí y al más chico lo vi nacer, lo vi caminar, me di cuenta de las cosas que me perdí" admitió: "Antes era un ente como la mayoría de los petroleros".
Ahora, creó el grupo Yurmax, un emprendimiento de servicios eléctricos, que es una palabra compuesta por los nombres de sus dos hijos. Tiene solo un empleado, que es su ayudante y su amigo: “La venimos peleando con muchas horas, para muchas empresas, pero el trabajo ha bajado bastante”.
Ahora, creó el grupo Yurmax, un emprendimiento de servicios eléctricos.
Electricidad particular y cuarentena
“Con la cuarentena en la puerta, el trabajo ha bajado muchísimo, te diría que más del 50%”, admitió. “Más allá de un servicio de mantenimiento no se está haciendo. Quizás alguna gente que le toca invertir en alguna batería o cositas chicas. Pero todos están cuidando el ‘mango’ lo más que se puede”.
Para trabajar, tanto él como su ayudante utilizan mamelucos, barbijos, protectores faciales, guantes descartables, sanitizantes. Además, la base de trabajo está en su casa, donde tienen una plataforma de desinfección, para poder ir con sus familias limpios y desinfectados.
Es por eso que ahora desde el emprendimiento de electricidad abrieron una parte gráfica que maneja la esposa de Santiago. "La venimos ‘remando’ con protectores faciales, oculares, máscaras, impresiones a bajo costo de las impresiones de los chicos de la escuela. Siempre con la idea de no matar a la gente", aseguró.
Para trabajar, tanto él como su ayudante utilizan mamelucos, barbijos, protectores faciales, guantes descartables, sanitizantes. Además, la base de trabajo está en su casa, donde tienen una plataforma de desinfección, para poder ir con sus familias limpios y desinfectados.
Es por eso que ahora desde el emprendimiento de electricidad abrieron una parte gráfica que maneja la esposa de Santiago. "La venimos ‘remando’ con protectores faciales, oculares, máscaras, impresiones a bajo costo de las impresiones de los chicos de la escuela. Siempre con la idea de no matar a la gente", aseguró.
Solidaridad y electricidad
Lejos de las formas empresariales, que conoce bien de cerca después de haberlas transitado durante más de 15 años, Santiago ha podido establecer una modalidad propia de ver su trabajo: "Mi política es que no hago lo que no me gustaría que me hagan. Así como trabajo con empresas, también trabajo con gente que tiene una muy mala situación económica y trato de aconsejarlos lo mejor posible, que todo funcione bien y que no se metan en grandes gastos".
Eso lo sabe Santiago, que desde su pequeño emprendimiento Yurmax, cuando la ocasión lo amerita hace trabajos a beneficio, más que nada para jubilados o personas que no están en condiciones de afrontar los costos. "A veces hacemos los trabajos a voluntad, porque de eso se trata también, de que la gente pueda disfrutar de algo bueno pero, por sobre todas las cosas, seguro". Además aseguró: "No solo se trata de un servicio esencial, sino que también es un asesino silencioso".
Eso lo sabe Santiago, que desde su pequeño emprendimiento Yurmax, cuando la ocasión lo amerita hace trabajos a beneficio, más que nada para jubilados o personas que no están en condiciones de afrontar los costos. "A veces hacemos los trabajos a voluntad, porque de eso se trata también, de que la gente pueda disfrutar de algo bueno pero, por sobre todas las cosas, seguro". Además aseguró: "No solo se trata de un servicio esencial, sino que también es un asesino silencioso".
"Mi idea en particular es no ‘asesinar’ a la gente, creo que todo el mundo se merece una buena instalación eléctrica, poder disfrutar de la tecnología”.
Energía sustentable en Neuquén
Además, habló sobre la viabilidad de empezar a implementar paneles solares en la región. Tanto en casas particulares como en empresas: "Hay una gran mentira al respecto, que es el tema de los valores. La realidad se ve en el dinero que cuesta, y hay muchas empresas que a los clientes les quieren cobrar cerca de 700 mil pesos", lanzó. "Eso es imposible para la realidad de todo el mundo", se quejó.
Sin embargo, Santiago trabaja con los paneles, para lo que sobra inyectar a la red o poder almacenarlo en una batería: "No es algo loco ni muy lejano. El problema es que las empresas provocan gastos muy elevados".
"Mi idea en particular es no ‘asesinar’ a la gente, creo que todo el mundo se merece una buena instalación eléctrica, poder disfrutar de la tecnología. Mientras nos cierre a todos, no hay problema. Para una familia tipo, de cuatro personas, un kit básico con dos paneles solares, un cuadro de carga, un inversor y una batería, sale alrededor de 35 o 40 mil pesos. Sin costos mensuales", comenta.
Por otra parte, Santiago habló de la maniobra de las empresas a la hora de encarecer los costos de la colocación de los paneles solares. La negativa de los empresarios sería poder evitar la pérdida de posibles clientes que, mes a mes, llenan sus arcas pagando impuestos de un derecho universal y natural, como lo es la luz.
A dos años de la decisión que cambió su vida y le enseñó a ser padre, Santiago Frías es reconocido como electricista en Plottier. Cuida a sus clientes, tanto como a sus hijos, y desde su empresa busca aportar para que la comunidad tenga el acceso correspondiente a la luz en todas las casas.
Sin embargo, Santiago trabaja con los paneles, para lo que sobra inyectar a la red o poder almacenarlo en una batería: "No es algo loco ni muy lejano. El problema es que las empresas provocan gastos muy elevados".
"Mi idea en particular es no ‘asesinar’ a la gente, creo que todo el mundo se merece una buena instalación eléctrica, poder disfrutar de la tecnología. Mientras nos cierre a todos, no hay problema. Para una familia tipo, de cuatro personas, un kit básico con dos paneles solares, un cuadro de carga, un inversor y una batería, sale alrededor de 35 o 40 mil pesos. Sin costos mensuales", comenta.
Por otra parte, Santiago habló de la maniobra de las empresas a la hora de encarecer los costos de la colocación de los paneles solares. La negativa de los empresarios sería poder evitar la pérdida de posibles clientes que, mes a mes, llenan sus arcas pagando impuestos de un derecho universal y natural, como lo es la luz.
A dos años de la decisión que cambió su vida y le enseñó a ser padre, Santiago Frías es reconocido como electricista en Plottier. Cuida a sus clientes, tanto como a sus hijos, y desde su empresa busca aportar para que la comunidad tenga el acceso correspondiente a la luz en todas las casas.
Por Ezequiel Maestú de LM Neuquén
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