Ser sostenible o ser renovable, ¿qué es mejor?

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Ser sostenible no es lo mismo que ser renovable, y sí, se puede atender uno sin atender el otro. En este artículo, una aclaración de tales conceptos, cuestión necesaria a la hora de planificar acciones amigables con el ambiente y acordes a la normativa vigente.
En un pasado, las empresas y comunidades consumían recursos naturales sin tener en cuenta el impacto de sus acciones en el mundo. Desde la década de 1970, los científicos comenzaron a entender las consecuencias negativas a largo plazo para la salud y prosperidad humanas producto de un consumo no regulado de recursos naturales. Todo aquello condujo a cambios en el comportamiento de gobiernos, empresas y gente en general en todo el mundo.
A la vez, en la medida que el público general es cada vez más consciente de la necesidad de mitigar el cambio climático a partir de una transición hacia nuevas formas de energía, los nuevos conceptos pueden generar malentendidos si se los usa indistintamente. Un ejemplo es “Energía sostenible”, “Energía renovable” y “Sostenibilidad ambiental”. Todas estas categorías son relevantes para el futuro de nuestro planeta, y existen sutiles diferencias entre ellas.
Sin prácticas de sostenibilidad ambiental, la creciente población del planeta junto con un modelo económico basado en un consumo irrestricto conducirán a agotar los recursos de la Tierra
Acerca de la sostenibilidad ambiental
De acuerdo a la Comisión para el Medioambiente y el Desarrollo de Naciones Unidas, la sostenibilidad ambiental es actuar de modo tal que las generaciones futuras tengan recursos suficientes para tener una vida igual, o mejor, a la de las generaciones actuales. El concepto fue acuñado a inicios de los ’70 por la economista inglesa Barbara Ward, fundadora del Instituto Internacional para el Ambiente y el Desarrollo.
En la práctica, se traduce en no usar más recursos que los disponibles o no contaminar más que lo que la Tierra pueda asimilar, y cada país establece sus normas de acuerdo a lineamientos globales acordados anualmente en los encuentros sobre Cambio Climático. Las empresas también pueden sumar objetivos propios.
Desde 2000, el tema dominante es el cambio climático causado por los gases de efecto invernadero que provienen de la quema de combustibles fósiles. Los desechos plásticos son otro de los temas más acuciantes, en especial por su impacto en los océanos; así como la deforestación.
Sin prácticas de sostenibilidad ambiental, la creciente población del planeta junto con un modelo económico basado en un consumo irrestricto conducirán a agotar los recursos de la Tierra, con consecuencias severas. Las mediciones acerca de los posibles efectos del cambio climático, si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan iguales, predicen un incremento de eventos climáticos graves como inundaciones y sequías, que afectan la agricultura, alentando migraciones y agitación social. Los métodos no sostenibles y las dietas basadas en carne podrían desembocar en problemas en la provisión de alimento y precios muy fluctuantes. La contaminación de las ciudades conducirá a problemas de salud, lo cual sumará presión a los sistemas de salud y las finanzas de los gobiernos.
En este contexto, la transición energética hacia otro tipo de fuentes se hizo cada vez más necesaria.
No toda la energía renovable es sostenible, y viceversa.
¿Qué es la energía renovable?
La energía renovable es energía que se puede usar y que fue generada a partir de procesos naturales recurrentes —el viento que sopla o el sol que brilla, por ejemplo—. Algunos ejemplos comunes de fuentes de energía renovables son la solar, la eólica, la hidráulica, la geotérmica y la biomasa. En tanto que dependen del clima y/o del momento del día, no están siempre disponibles, aunque sí se repondrán de forma natural, con lo cual se consideran como una alternativa potencialmente infinita ideal para limitar recursos dañinos como los combustibles fósiles. Las fuentes de energía tradicionales y no renovables, que han alimentado nuestra vida moderna desde la revolución Industrial, tardaron millones de años en formarse, y su promedio de consumo supera ampliamente el tiempo necesario para que vuelvan a generarse.
Las renovables son un tema frecuente en el discurso público a nivel general; una encuesta de 2017 mostró que el 82% de las personas en todo el mundo cree que deberían consumir energía proveniente de fuentes renovable. A la vez, las renovables van mejorando su relación costo/beneficio a medida que pasan los años y se desarrollan sus tecnologías, lo cual también contribuye con su popularidad. Pero el uso excesivo de fuentes renovables puede dar como resultado una fuente no sostenible.
¿Qué es la energía sostenible?
La energía sostenible es una fuente de energía que se puede mantener en un futuro previsible sin comprometer o amenazar generaciones futuras. La energía es “sostenible” cuando puede atender las necesidades de una sociedad o una compañía sin agotarse o sin volverse inutilizable de alguna manera. Geotermal, solar o eólica son fuentes de energía sostenibles comunes, y algunos discuten que el gas natural o el carbón también lo son dada su enorme disponibilidad, aunque no está exento de controversia. Generalmente, los expertos de la industria de la energía acuerdan en que algunas fuentes no renovables pueden ser sostenibles si se usan con moderación.
Diferencias entre energía renovable y energía sostenible
No toda la energía renovable es sostenible, y viceversa. Para calificar como sostenible, la energía se debe obtener y distribuir de modo eficiente. Pero algunas fuentes técnicamente renovables, como la biomasa, no son estrictamente sostenibles. En tanto que material orgánico que proviene de plantas y animales, la biomasa es renovable y se puede quemar para generar calor o combustible; pero mientras que la biomasa se autorregenera, consumir biocombustibles emite gases de efecto invernadero, lo cual impacta negativamente al ambiente y a las futuras generaciones. Por lo tanto, esta particular forma de energía renovable no es sostenible, a no ser que se controle de modo tal que se minimicen sus consecuencias dañinas.
Cómo se genera, distribuye y consume la energía son cuestiones clave para determinar si una fuente es o no sostenible.
Consideraciones en la transición hacia un futuro sostenible
Cómo se genera, distribuye y consume la energía son cuestiones clave para determinar si una fuente es o no sostenible. Las particularidades geográficas, las políticas gubernamentales o los intereses económicos, todos se convierten en elementos que juegan un rol en la definición. Es menester evaluar los costos de generación, distribución y consumo respecto de la adopción. Quienes estén en cargos de decisión política, deben tener cuidado en distinguir entre “sostenible” y “renovable” a la hora de crear nuevas legislaciones, hablar en público o tomar decisiones a gran escala. Estas cuestiones son complejas y el impacto ambiental a largo plazo no siempre es previsible.

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