Obra | Luna artificial para iluminar las calles

Fernando Deco
La Luna nos ilumina de noche, cuando el Sol no hace acto de presencia. Su superficie refleja la luz de nuestra estrella y permite iluminar lo suficiente como para que parte de la flora y la fauna desarrolle su actividad nocturna. Para Chengdu, una ciudad al suroeste de China, por lo visto esto no es suficiente, por lo que están construyendo su propia “luna” con la que conseguir más luz de noche y ahorrarse el gasto en electricidad que supone iluminar la calles con farolas.
Este satélite artificial está pensado para funcionar como complementario a la Luna, aunque sería capaz de iluminar ocho veces más fuerte que el satélite natural. “Lo suficientemente brillante como para remplazar las luces de la calle en la ciudad” dicen sus responsables.
La idea ha sido compartida por Wu Chunfeng, presidente del Instituto de Investigación de Ciencia Aeroespacial de Chengdu (CASC). Este organismo es conocido por ser el principal contratista para el programa espacial chino. No está claro si el proyecto está respaldado por la propia ciudad o directamente por el gobierno del país oriental.

La ‘luna artificial’ lleva desarrollándose varios años según indicó el responsable, si todo va bien esperan ponerla en órbita en 2020. Una luna que con la que buscan ahorrarse la electricidad que consumen las farolas y otro tipo de iluminación que existe en las calles de la ciudad. Una luna con la que también quieren atraer a más turistas, con la que literalmente pueden cambiar la forma de vida de sus habitantes.

Un espejo gigante en el espacio

Este satélite tiene un revestimiento altamente reflectante para devolver la luz del Sol gracias a una especie de alas similares a unos paneles solares. Estas alas pueden ajustar los ángulos para obtener un foco con el que apuntar a un lugar determinado de la Tierra.
El satélite sería capaz de iluminar un área con un diámetro entre los diez y los ochenta kilómetros. Además se podrá ajustar la dirección de iluminación con un margen de error de una docena de metros, según explicó uno de los desarrolladores.
El impacto que puede tener un espejo gigante en el espacio es considerable, especialmente para una parte de la fauna y la flora que depende de los ciclos nocturnos para desarrollar sus hábitos. Una exposición continua a la luz puede provocar un sobredesarrollo de algunas plantas, similar a lo que ocurre en un invernadero.
El satélite, en principio, se puede controlar con una precisión de varios metros y estaría enfocado en el perímetro de la ciudad. Pero aún así las consecuencias negativas que puede tener no están del todo aclaradas.

Otros proyectos para imitar al Sol y la Luna

Desafiar al Sol y a la Luna no es una idea nueva, lleva tratándose de hacer desde hace décadas. Uno de los proyectos más famosos en este sentido es el de la estación espacial Mir, de Rusia. A finales del siglo XX pretendía instalar unos espejos gigantes para iluminar varias regiones de Rusia y otras ex-repúblicas soviéticas. La instalación falló y el proyecto se canceló.
Pero hay otros proyectos no tan ambiciosos que sí que funcionan. Proyectos que se hacen realidad especialmente en pueblos y zonas del mundo donde por diferentes causas naturales la luz del Sol no llega lo suficiente. En Alemania, por ejemplo, existe una pared gigante compuesta por decenas de focos que iluminan la ciudad de Jülich. Eso sí, mantener encendida esta pared cuatro horas supone el mismo gasto en electricidad que el de cuatro casas a lo largo de un año.
Por último, un proyecto curioso es el Humanity Star, una estrella artificial lanzada al espacio que durante un periodo se observó como si fuera una estrella más. Finalmente la atmósfera la desintegró.

Fuente: Cristian Rus, www.xataka.com

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