Nota técnica | El electricista y las líneas aéreas públicas de baja tensión

Por Luis Miravalles
Consultor en formación profesional

Imagen 1. Empalmes de fibra óptica dificultando el acceso a la caja metálica oxidada (poste de hormigón, arriba a la derecha) que contiene fusibles NH donde el nivel de cortocircuito es muy alto a juzgar por la proximidad de la plataforma transformadora que se observa en el ángulo inferior derecho de la foto | Imagen 2. Imagen panorámica que a su izquierda muestra una caja de empalme y amplificador de televisión por cable e Internet situados al acaso como ocurre en la generalidad de este tipo de instalaciones | Imagen 3. Detalle de las fotos anteriores destacando la amenazante proximidad de una columna metálica de alumbrado público que se suma a las instalaciones de televisión por cable e Internet favorecedoras de posibles contactos a tierra

Cada vez más, el electricista, ya sea conchabado en alguna tercerizada dependiente de las proveedoras de televisión por cable e Internet o desempeñándose como subcontratista de las mismas distribuidoras, o ya sea porque le salió la instalación de alguna alarma vecinal, se arriesga a “meter mano” en los postes de las líneas aéreas de baja tensión pertenecientes a las distribuidoras de energía (total, “en esos postes cualquiera mete mano” se oyó decir).
Es que en su momento, la distribuidora estatal reemplazó todas sus líneas aéreas abiertas y de pobre aislamiento por otras denominadas “preensambladas de aislamiento sobresaliente”, cambiando asimismo todos los postes, oportunidad en que las entonces proveedoras de televisión por cable aprovecharon lo que hizo otro para soportar sus propias instalaciones. Hay que ver que los cables separados de las líneas abiertas inducían fuerte sobre las instalaciones próximas, no así las preensambladas.

Imágenes 4 y 5. Sendas cajas metálicas de amplificadores de televisión por cable e Internet dificultan el acceso al recinto, todo oxidado de fusibles de alto poder de ruptura. (Los amplificadores están alimentados directamente de la línea aérea de baja tensión y sus cajas son siempre metálicas para favorecer la disipación de calor dado que la atenuación de los cables coaxiles se compensa con potencia)

El crecimiento de la demanda con la aparición de Internet transformó lo que eran las líneas aéreas de baja tensión “limpitas” en verdaderas marañas que no solo aumentan el riesgo eléctrico de quienes deban trabajar en ellas o en sus proximidades, sino que también incrementan la inestabilidad de este tipo de trabajo en altura por posible colapsamiento de los postes originariamente calculados para soportar los esfuerzos mecánicos impuestos por estas líneas aéreas y que ahora deben sufrir la sumatoria de nuevas solicitaciones generadas por las líneas de equipamiento de televisión por cable e Internet.

Imagen 6. Gran cruz de chapa conductora contenedora de fibra óptica sobrante y su empalme colgante, inmediatamente debajo de la línea de energía. (La fibra óptica no está tan afectada por atenuación por lo que el incremento del riesgo eléctrico atribuible a los amplificadores le va cediendo paso al entorpecimiento volumétrico que causan los empalmes colgantes y la acumulación de cables de fibra óptica que van convirtiendo a los postes de las líneas aéreas de baja tensión en depósitos a la intemperie de cables de reserva) | Imagen 7. Antigua estructura reticulada originariamente bien calculada y mejor ejecutada, pero a punto de colapsar por sobrecarga mecánica causada por líneas de televisión por cable e Internet furtivamente instaladas por personal no capacitado

Pareciera que la urgencia en conectar rápidamente nuevos abonados induciría a la ejecución no planificada de trabajos cuya precariedad deviene en inestabilidades del servicio que desatan luego olas de reclamos; como dichos reclamos suelen ser atendidos con más velocidad que calidad a causa de la presión impuesta por una clientela disgustada por el elevado costo de estos servicios, la consecuencia de los apurones deviene en nuevas precariedades, y así sucesivamente. (Vale la pena recordar que una de las acepciones de la palabra inglesa “hacker” que denomina actualmente a los piratas informáticos, significa algo así como “hachero mutilador”, y era antaño empleada en Estados Unidos para mencionar a los instaladores de teléfonos cuyas urgencias competitivas los inducían a trabajar de manera bestial pero rápido, ante todo).

Esta situación, de hecho, y probablemente de derecho porque es imposible que las distribuidoras no lo hayan advertido ya que por preexistencia son las principales responsables de las líneas aéreas de baja tensión, torna imperioso que el electricista tome conciencia de estos nuevos riesgos, algunos de los cuales intentamos describir en imágenes fotográficas.

Contacto: Luis Miravalles

 

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