Por Felipe Sorrentino
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Permítaseme un título convocante. Sé que es difícil cumplir absolutamente con esta premisa, pero tenemos todos los elementos para poder intentarlo. No podemos poner en peligro la vida de personas y mascotas, ni perder bienes; es nuestra obligación moral, ciudadana y profesional cuidarlos. Siempre que nos referimos al tema seguridad eléctrica, surgen cuestiones técnicas sobre cómo evitar el riesgo eléctrico, y si el electricista las conoce. Pero es aconsejable e interesante tener argumentos de “venta” para poder convencer a los comitentes de la conveniencia de cumplir con los reglamentos de la AEA (Asociación Electrotécnica Argentina) y el uso de materiales certificados conforme a la Resolución de Comercio Interior 171/2016, a fin de lograr que se realicen instalaciones eléctricas seguras. Me parece interesante comenzar con un caso ejemplificador: me relató un bombero que se había enfrentado con un cuadro dramático cuando concurrió al domicilio de una anciana a quien habían encontrado muerta por electrocución sobre una cama metálica. El cable del velador deteriorado había hecho contacto con la cama, provocándole una descarga mortal en todo el cuerpo. Con estos datos, me permito imaginar la siguiente situación, como disparadora de una reflexión: …A Doña Rosa no le funcionaba el velador; concurrió el electricista a su domicilio, verificó el estado del aparato (estructura metálica, con cable trenzado y ficha de dos pernos redondos), y recomendó cambiar cable y la ficha por los adecuados. Por supuesto que la señora no permitió que le tocaran la “reliquia”, no quería que le desarmaran el velador, porque era una herencia familiar con implicancias afectivas. El electricista se retiró sin poder convencerla y sin realizar el trabajo, y Doña Rosa se quedó tranquila porque seguiría conservando y usando el velador como podía. Seguramente lo haría arreglar con un pariente o amigo que, por satisfacerla, lo realizaría como pudiera y sin cobrarle nada… ¿Cuántos problemas se le plantean al electricista? No puede convencer a Doña Rosa. No puede cumplir con su cometido profesional de aplicar las reglamentaciones. Le queda un cargo de conciencia por la probabilidad de accidente provocada por esa instalación eléctrica insegura. No podía cumplir con los requisitos esenciales de seguridad (RES) para adecuar una instalación existente de considerable antigüedad. Se me ocurren algunos argumentos para convencer a Doña Rosa, seguramente algunos habrá utilizado el electricista:
Usemos estos argumentos para "vender" seguridad eléctrica, que significa proteger a las personas y sus bienes, tendiendo al “riesgo eléctrico cero”. |
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